Espacios. Vol. 9 (1) 1988. Pg 1

De la importacin de tecnologa a la gerencia de tecnologa 1c3m70

Ignacio valos (CETEC) y Horacio Viana (IESA) 4f454p


ndice:

RESUMEN:
En los comienzos de su institucionalizacin, la poltica cientfica y tecnolgica latinoamericana centraba su inters y sus esfuerzos en el fomento de la ciencia bsica. Posteriormente se aprecia un giro hacia la ciencia aplicada, vinculada a los problemas ms relevantes en cada pas. Un poco despus, y estamos hablando de finales de los sesenta y comienzos de los setenta, surge con mucha fuerza el tema de la transferencia de tecnologa. En la literatura dominante sta es concebida como indisolublemente asociada a la dependencia tecnolgica y, desde luego, como la causa principal del subdesarrollo tecnolgico latinoamericano. Aos ms tarde se iten conceptualmente dos hechos: que la transferencia de tecnologa puede servir de base para el desarrollo tecnolgico endgeno y que la poltica tecnolgica no est esencialmente supeditada a la poltica cientfica. Se abre, as, espacio para la consideracin del rol de la empresa y no solo del laboratorio en el desarrollo tecnolgico de un pas, y, consecuentemente, comienza a surgir la Gerencia de Tecnologa como un cuerpo de conocimientos y de mtodos orientados al manejo de la tecnologa desde la empresa.


Introduccin 4m2c44

A lo largo de tres dcadas, ms o menos, los pases latinoamericanos han ensayado diversas polticas para orientar, estimular y regular su desarrollo tecnolgico. El presente texto el cual forma parte de un libro sobre Gerencia de Tecnologa que ser publicado a finales de ao muestra cmo ha sido la evolucin de las ideas y los conceptos principales que han servido para alimentar esas polticas.

De la Ciencia Bsica a la Transferencia de Tecnologa 552g3q

En 1960 los representantes de diversas instituciones cientficas de Amrica Latina se reunieron en Venezuela bajo los auspicios de la UNESCO. El acta final que recogi sus deliberaciones conocida posteriormente como la Carta de Caracas indicaba en alguno de sus prrafos una idea que, sin duda, vena siendo, durante los ltimos diez aos, el eje bsico del enfoque latinoamericano respecto al desarrollo de su ciencia y su tecnologa. El documento rezaba, textualmente, as: “Para superar la situacin de insuficiente evolucin en el terreno econmico y cultural, es imprescindible fomentar la investigacin, y especialmente de las ciencias bsicas... debe dedicarse a ella (la actividad cientfica) el 2 % de los presupuestos nacionales” (Pg. 23, MARI, 1982).

Rastrear el origen de este planteamiento supone remontarse, por lo menos, hasta 1949, ao en el que la UNESCO cre en Montevideo El Centro Regional para el Avance de la Ciencia en Amrica Latina, con la encomienda de apoyar a la comunidad cientfica de la regin y persuadir a los gobiernos acerca de la importancia de la ciencia para el progreso de los pases. A lo largo de los aos cincuenta, desde sta y otras instituciones parecidas que fueron surgiendo poco despus en distintas partes, se fue implantando la idea de la ciencia como una pieza esencial del desarrollo econmico y social. Con diverso grado de empeo y xito, durante este lapso los pases latinoamericanos invirtieron recursos dirigidos a promover su desarrollo cientfico. Sin que tal vez pueda hablarse de una estrategia abierta, se intent) y se logr en cierto grado montar y consolidar una infraestructura cientfica cuyo modelo fue, sin duda, el sistema cientfico de las naciones desarrolladas. Estas, segn la literatura de ciertos organismos internacionales, mostraban con bastante nitidez lo que haba que hacer para impulsar la ciencia y convertirla en motor de la actividad productiva.

Ejemplo para los pases latinoamericanos resultaba obvio, de modo que en el transcurso de esos aos, la regin se dedico a medir su capacidad cientfica al modo en que se lo haca en los Estados Unidos y Europa y a dibujar ms explcitamente una poltica que se centr en la fundacin de ncleos de excelencia y la formacin de investigadores de alto nivel y dirigida, desde el punto de vista estratgico, a llevar el aparato cientfico a un cierto tamao, el que, dadas las posibilidades de cada pas, se aproximara ms al nivel alcanzado por el de los pases industrializados.

Hay, por detrs de estos propsitos, una presuncin terica que cobrar forma a principios de la dcada de los sesenta en el llamado “modelo lineal de la innovacin”, segn el cual la tecnologa es solo y siempre resultado de la investigacin cientfica. Conforme a ese modelo, y mal interpretado, sin duda, algunos procesos histricos ocurridos en los pases desarrollados que poco despus se nos revelaran como muchsimo ms complicados de lo que se haba credo la innovacin vendra a ser el resultado de un proceso secuencial que se inicia en la investigacin bsica y termina, tras haber quemado diversas etapas (investigacin aplicada, creacin de prototipos, estudios de mercado, etc.) en la utilizacin econmica del conocimiento. (*) Bernardo Houssay, Premio Nobel argentino y uno de los idelogos principales de la poltica cientfica latinoamericana de este perodo, expresa muy claramente esta conviccin dominante:

“La mejor manera de tener ciencia aplicada es intensificar la investigacin cientfica fundamental, pues de ella derivarn abundantes aplicaciones” (Pg. 11, Houssay 1960).

A comienzos de los aos sesenta se insinan algunos nuevos enfoques. Se debilita el pensamiento liberal, opuesto a la intervencin gubernamental y creyente en que, por las fuerzas mismas del mercado, la actividad cientfica redundara en resultados beneficiosos para la actividad productiva. Y, paralelamente, se va afianzando a veces con cierta resistencia de los investigadores la idea de que la ciencia debe ser planificada de alguna manera. En varios pases surgieron los CONICIT a organismos similares (y en los que ya existan, cobran mayor vigor y vigencia), a fin de apoyar la actividad cientfica, de organizarla y dirigirla hacia la solucin de los problemas nacionales. Con ms o menos retardo casi todos los pases latinoamericanos iniciaron la elaboracin de planes, con logros ms bien formales que reales (Avalos y Antonorsi, 1982). Segua en pie la visin secuencial del proceso de innovacin, aun cuando la retrica general pautaba que la ciencia aplicada deba tener preeminencia sobre la bsica.

Al cabo de algunos aos, y al no producirse los resultados anticipados por la teora, a saber, que la actividad cientfica se incorporara al desarrollo econmico, surgi la tesis de la marginalidad de la ciencia.

El concepto de marginalidad fue tomado de cierta corriente de la sociologa latinoamericana que trataba de explicar la posicin de algunos grupos sociales dentro de la sociedad capitalina. El concepto fue empleado, mediante un traslado que se cuestion con posterioridad, para sealar que la actividad cientfica y tecnolgica en Amrica Latina no desempea ningn papel importante para el desarrollo de los pases de la regin, hasta el punto de que se trata de una actividad de la que perfectamente pudiera prescindirse sin que el funcionamiento de las economas se vea afectado de manera apreciable.

Esta posicin marginal de la ciencia fue bsicamente interpretada como un hecho de carcter histrico. Desde esta perspectiva el atraso cientfico y tecnolgico de Amrica Latina se explicaba, en buena medida, por haber sido descubierta y colonizada por Espaa y Portugal, los pases que quedaron fuera de la revolucin industrial y los cuales presentaban un marcado retraso con relacin al desarrollo de la ciencia lograda en Inglaterra y Francia. De esta manera, contina el argumento, se transplant hasta la regin un modelo social reido con la concepcin moderna de la ciencia, la que haba hecho factible el avance de las potencias europeas de la poca. Dentro de esta ptica las naciones latinoamericanas fueron, desde sus inicios, dependientes, y, en tanto tales, vieron determinadas sus economas por su ubicacin dentro de la divisin internacional del trabajo, divisin que les asign el rol de exportadoras de materias primas o de bienes de consumo poco sofisticados y de importadores de productos y servicios con un relativamente alto contenido tecnolgico. En este contexto, rezaba el planteamiento, las relaciones entre Ciencia, Tecnologa y Produccin no se dieron de la manera como, presumiblemente, se dan en los pases desarrollados, y all, en esa falta de vnculos, reside la explicacin estructural de la marginalidad de la ciencia en las sociedades latinoamericanas. Se deca, en efecto, que la ciencia latinoamericana guardaba ms nexos con la ciencia de los pases avanzados que con el sistema tecnolgico o el sistema econmico de la propia latinoamrica, y lo mismo suceda, mutatis mutandi, con la actividad tecnolgica y la actividad econmica . (Roche, 1972; Jaguaribe, 1974; Furtado, 1970; Sunkel, 1977; Sagasti, 1979).

En un intento por abordar el tema de una manera ms particular, esa falta de vnculos se pretendi aclarar por va de algunas explicaciones que en buena medida se hicieron complementarias de la interpretacin ms global. Se sostena, por ejemplo, que los pases latinoamericanos haban adoptado un modelo de desarrollo que los predispone obligatoriamente a la adquisicin de tecnologas extranjeras, y minimiza, por tanto, la necesidad de tener que contar con una capacidad cientfica y tecnolgica propia; tambin se argumentaba que el aparato cientfico tecnolgico local genera una oferta inadecuada en trminos de las necesidades del pas, bien por que en los pases latinoamericanos la comunidad cientfica se orienta por los patrones establecidos por “la ciencia universal” y no por los intereses locales, bien porque se trata de ciencia bsica (lo cual en cierta forma era una manera de decir casi lo mismo); as mismo, haba quienes afirmaban que la oferta es adecuada o pudiera fcilmente serlo, pero los empresarios no le tienen confianza a los resultados obtenidos por el sistema cientfico y tecnolgico nacional; y, finalmente, tambin se sostena, que la oferta es adecuada y hay la mejor disposicin por parte de los empresarios a dirigir sus requerimientos hacia ella, pero se carece de los mecanismos necesarios para la vinculacin de esa oferta con su demanda natural. Dichos mecanismos deben permitir, por up lado, que se expliciten las demandas de la sociedad y, por otro, que se puedan aplicar los resultados que genera el sistema cientfico y tecnolgico local; el problema del desarrollo tecnolgico en la empresa, pasaba a ser un problema de creacin de “vnculos”. La siguiente cita de Sabato y Botana (1968) lo expresa claramente:

“No basta, sin embargo, con construir una vigorosa infra estructura cientfico tecnolgica para asegurar que un pas ser capaz de incorporar la ciencia y la tcnica a su proceso de desarrollo: es menester, adems, transferir a la realidad los resultados de la investigacin; acoplar la infraestructura cientfico tecnolgica a la altamente imperfecto y no funciona se los principios generales que rigen a la mayora de los mercados. Visto que la tecnologa es una mercanca muy particular, su precio resulta difcil de determinar y depende, no tanto del accionar ms o menos previsible de la ley de oferta y de demanda, como del poder de negociacin con que cuenten el comprador y el vendedor en un momento dado. En un terreno ms prctico, se diagnstico tambin la dbil posicin negociadora de las empresas latinoamericanas (“el vendedor sabe lo que vende, pero el comprador ignora lo que compra”, rezaba un axioma de la negociacin) y se listaron los perjuicios que all se originaban, en especial los representados por pagos excesivos a indebidos por concepto de la tecnologa que se adquira.

El anlisis de las empresas multinacionales, a travs de las cuales fluye la mayor parte de la tecnologa desde los pases desarrollados hacia los subdesarrollados, debe mirarse como una prolongacin lgica del tema anterior. (Chudnovsky, 1975; Hellinger, 1975; Nadal, 1975; Vaitsos, 1975; Fajnzilberg y Martnez Tarrago 1976). En un buen nmero de los estudios realizados en estos aos priv la preocupacin por el examen de las consecuencias negativas que derivan, para las empresas latinoamericanas, de su entendimiento comercial con las grandes corporaciones. El inters de stas por mantener el dominio sobre sus activos tecnolgicos y por extraer de ellos los mayores beneficios posibles, amn de utilizarlos como pieza clave dentro de su estrategia de expansin econmica a nivel mundial, conducen a prcticas comerciales, tales como las ventas empaquetadas, el regateo de la asistencia tcnica, la obligacin de comprar maquinarlas o materias primas, la repatriacin legal de utilidades, restricciones para exportar, etc. que, segn se argumentaba, lesionan severamente a las empresas compradoras.

Dentro de esta lnea de trabajo, el anlisis de las patentes, uno de los canales a travs de los cuales se lleva a cabo la transferencia de tecnologa, recibi una atencin especial. (Vaitsos, 1972 1973; Lall, 1976; Penrose, 1973; Vacchino, 1972; Katz 1973). Tal vez la idea medular presente en casi todos los estudios fue la de que la patente ha sido empleada, fundamentalmente, para controlar el mercado de los pases subdesarrollados. Siendo el sistema de propiedad industrial un sistema diseado en funcin de los propietarios de tecnologa, el mismo ha servido para que las empresas multinacionales logren posiciones monoplicas en esos mercados y, adems, incurran en prcticas abusivas que restringen el use del conocimiento vendido a las empresas de esos pases. Dentro de este mismo tpico de la propiedad industrial. y en parecida tnica, la marca fue tambin considerada como un elemento clave en la comercializacin internacional de tecnologa, cuyo manejo por parte de las empresas multinacionales ha servido, no slo para “enturbiar” la compra venta de tecnologa (condicionando la obtencin de la marca a la firma de contratos de licencia por patentes o la adquisicin de maquinarlas y Know how), sino que adems, y ligado a ello, para deformar los patrones de consumo y contribuir a la creacin y consolidacin de mercados de exportacin, para esas empresas , en Amrica Latina. (Di Tella, 1973; ONU, 1977).

Los estudios sobre transferencia de tecnologa, as pues, abrieron lugar en Amrica Latina a una cierta poltica tecnolgica. Hasta entonces, y como ya fue dicho en pginas anteriores, la poltica cientfica y tecnolgica era, en rigor de trminos y de hechos, mera poltica cientfica, dirigida a fortalecer el aparato de investigacin y preocupada por la marginalidad de ste respecto a la actividad productiva. El anlisis del mercado internacional de tecnologas, de las multinacionales, de los diversos canales de importacin de tecnologa, etc., dio paso a la poltica tecnolgica, la cual sigui estando, sin embargo, ubicada dentro del contexto terico del modelo lineal de la innovacin y considerada, desde luego, como subsidiaria de la poltica cientfica.

De las ideas anteriormente recogidas se desprendi una poltica que, consecuente, era una poltica de carcter fundamentalmente regulador. (*) Por su intermedio se dio origen, en casi todos los pases latinoamericanos y con variantes de relativa poca monta, a un estructura jurdico istrativo que tenia como propsito central el de contribuir a mejorar las condiciones de adquisicin de la tecnologa extranjera (sobre todo mediante el fortalecimiento del poder de negociacin de la empresa nacional), y, as mismo, el de limitar la importacin de dicha tecnologa (mediante la definicin de ciertos criterios tendientes a controlar su compra), en el entendido de que tal adquisicin no solo implicaba pagos cuantiosos, y muchas veces injustificados, de divisas, sino que, adems, desestimulaba directamente el desarrollo cientfico y tecnolgico endgeno. Esto ltimo revela que, desde el punto de vista de los planificadores del sector gubernamental, la importacin de tecnologa era un hecho casi intrinsecamente negativo, un mal necesario de carcter temporal que haba que controlar a fin de posibilitar la creacin de una capacidad cientfico tecnologica propia en los paises latinoamericanos.


(*) Resulta interesante hacer referencia, as mismo, a las iniciativas de carcter casi exclusivamente moral tomada en algunos foros internacionales, mediante las que se pretenda promover la aprobacin de “cdigos de conducta” para las empresas multinacionales.

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