Ignacio valos Gutirrez 546b5r
El desarrollo tecnolgico depende mucho de lo que haga el Estado. La experiencia de pases muy distintos no deja margen alguno de duda. La evidencia ms a la mano (y ms a la moda), la de los pases asiticos de industrializacin reciente, es muy elocuente; igual la del Japn, o la de los pases nrdicos y tambin la de Espaa. Desde luego, las modalidades de la intervencin gubernamental cambian en cada caso, pero siempre existe y hasta podra calificarse de fuerte. A 1s razones tericas, bien expuestas en la literatura especializada desde hace bastante tiempo, en el caso de pases como Venezuela habra que aadir la falta de “cultura tecnolgica” como un motivo ms para que el Estado tome cartas en el asunto, pero creo que debe hacerlo cambiando el eje de gravedad de la poltica que tuvo durante los ltimos veinte aos y que, en lo esencial, todava mantiene a pesar de las transformaciones econmicas ya en camino. Tal cambio implica un deslizamiento de la poltica tecnolgica desde el llamado “sector cientfico tecnolgico” hacia el sector productivo y desde el concepto de “tecnologa propia” al del dominio tecnolgico. Una consecuencia lgica debe ser la modificacin de los esquemas de organizacin del sector pblico y de sus modos de participacin, como parte de una reforma institucional que debe tocar, desde luego, al sector productivo.
Voy a hacer tres afirmaciones simples que, perdone el lector, tienen un acentuado tono reiterativo. La primera es que la economa venezolana debe volverse cada vez ms competitiva al tiempo que se la quiere hacer cada vez ms abierta y de mercado; la segunda es que para ser competitiva tiene que optar por el use de las tecnologas que le permitan serlo; y la ltima es que el pas tiene poca capacidad para generar las tecnologas que se precisan para sustentar su aparato productivo. Cartesianamente no hay ms remedio que concluir que el desarrollo del pas est supeditado a las posibilidades que tenga de adquirir tecnologas que se crean en otros pases.
En esto la situacin no es, de manera alguna, algo excepcional. La historia deja varias lecciones para los pases que arriban tarde al desarrollo industrial, cuando ya otros pases llevan andados varios aos, han acumulado una vasta experiencia y estn en condiciones de establecer el patrn fundamental segn el cual ese proceso ha de darse entre quienes vienen detrs. No es cosa de enumerar y escudriar en cada una de las lecciones, pero es preciso dejar algn comentario al respecto.
Tanto en Alemania como en el Japn, rezagados a mediados del siglo diecinueve, o Corea en tiempos recientes, y me limito a citar slo tres ejemplos, se observa que el objetivo central de su poltica industrial fue la difusin, dentro de sus respectivas economas, de las innovaciones tecnolgicas que se producan en el exterior. El aparato institucional de su poltica tecnolgica se orientaba principalmente hacia la identificacin de nuevas tecnologas, a su adquisicin y asimilacin y a su difusin a lo largo de la industria local. La capacidad tecnolgica que se fue creando, a travs de la formacin de mano de obra altamente especializada, creacin de institutos de investigacin industrial, el fortalecimiento de su ingeniera, etc., obedeca al propsito, no de generar “tecnologas nacionales”, sino de adoptar las que se producan fuera. En pocas palabras, fue una estrategia centrada sobre todo en el aprendizaje, que ms tarde permiti pasar a niveles ms complejos y superiores de desarrollo tecnolgico.
Guardando las distancias de rigor, el venezolano es tambin (o ms bien pretende ser) un caso de “industrializacin tarda” y el grueso de su estrategia debe apuntar, por lo tanto, hacia la difusin de tecnologa. Cmo hacer para que su sistema productivo pueda emplear las innovaciones tecnolgicas que se producen fuera de sus fronteras y que le resultan imprescindibles para tener un aparato productivo competitivo? Cmo hacer para adquirirlas, dado que no puede generarlas? Estas son preguntas claves para poder armar una poltica cientfica y tecnolgica que no pase por alto las condiciones y posibilidades de este pas. Preguntas, por cierto, que no hemos sido muy dados a formular. En el medio acadmico, por ejemplo, no se ha producido ningn estudio que yo recuerde para analizar cunto ha tardado en adoptarse una nueva tecnologa en una determinada rama industrial, por qu razones, con qu efectos. Otros pases latinoamericanos, Brasil y Mxico que ahora recuerde han determinado en varias ramas del sector manufacturero un rezago tecnolgico de hasta veinte aos. Nada hace pensar que en Venezuela la situacin pudiera ser distinta. La conclusin es fcil y automtica: si esto pudo ser tolerado en una economa cerrada, no se precisa de grandes esfuerzos para adivinar las consecuencias que arrojara en una que intente ser mucho ms abierta.
Por s acaso, es bueno advertir que una poltica centrada en la difusin no exime de la necesidad de que el pas desarrolle sus propias capacidades. La adquisicin de tecnologa no es slo, ni principalmente cuestin de tener dinero para poder comprarla. Un axioma reza que para adquirir capacidad cientfica y tecnolgica hay que disponer de capacidad cientfica y tecnolgica. La paradoja, que es slo aparente, tiene un buen sustento terico que no cabe exponer aqu en sus detalles. Me limito a sealar que el mercado de tecnologas tiene poco parecido con un supermercado. Al contrario de ste, no existen unos estantes en donde hay justo lo que el cliente desea, listo para que se lo lleve. La tecnologa es altamente especfica con respecto a la empresa que la quiere utilizar (es, en gran parte, “hecha a la medida”) y, por otro lado no la consigue quien quiere, sino quien puede. Cuando se adquiere tecnologa se adquiere principalmente (aunque no slo) informacin y sta slo se puede obtener si se tiene conocimiento de su existencia y de su significado. As, diversos estudios muestran que los procesos de difusin se dan antes y de mejor manera en los pases que cuentan con un nivel ms alto de desarrollo cientfico y tecnolgico (incluso la ciencia bsica cuenta para estos fines). En definitiva, pues, son estos pases los que estn en condiciones de construir su capacidad tecnolgica a partir de la adquisicin de tecnologa fornea.
La moraleja es, entonces, que para que se den dentro de la economa venezolana los procesos de difusin de tecnologas el pas tiene que contar con ciertas capacidades para que ello pueda ocurrir. Las mismas deben tener un nivel tal que permitan a la empresa identificar las tecnologas que necesita, evaluarlas y negociarlas, as como adaptarlas y mejorarlas conforme a las condiciones y propsitos dentro de los que las quiere usar. Dependiendo de las caractersticas de la rama industrial en que se ubique la empresa, esto puede requerir de una apreciable capacidad de Investigacin y Desarrollo, como condicin para que se pueda “digerir” las tecnologas que se necesiten.
Muchos pases han sabido orientar su aparato cientfico y tecnolgico a fin de darle soporte a la difusin de tecnologas forneas. Las naciones nrdicas disponen de un instrumental muy efectivo que resulta aleccionador. Igual las asiticas. Aunque no es ni nrdica ni asitica, la Fundacin Chile es un excelente ejemplo a este respecto. Se trata de una empresa de investigacin, consultora y servicios tcnicos que busca hacer fluida la transferencia de tecnologas extranjeras hacia la industria chilena; su objetivo es crear nuevas oportunidades
comerciales a travs de la identificacin de tecnologas existentes en el mercado internacional, transferirlas a Chile, dominarlas y adaptarlas y finalmente explotarlas industrialmente (4).
Esta estrategia difiere de la que el pas ha seguido a lo largo de los ltimos veinte aos a incluso, lo repito, de la que tiene ahora. La reestructuracin planteada es, as pues, la que va de la mencionada poltica esquizoide que no lograba conciliar la compra de tecnologa fornea con el desarrollo de capacidades locales, a una poltica basada en el concepto de dominio tecnolgico, dentro de la que sea posible integrar los procesos de difusin con los de generacin. El camino es el de la asimilacin a travs del aprendizaje.
Conforme a lo indicado en varias oportunidades, la poltica cientfica y tecnolgica venezolana se ha movido principalmente en torno al centro de investigacin. A pesar de que cada vez ms digamos lo contrario (el discurso se ha modernizado), su doliente casi exclusivo lo constituye la comunidad cientfica y el objetivo casi nico ha sido el fortalecimiento del llamado “sector cientfico y tecnolgico”. Se presupone que en este reside la capacidad para generar conocimientos que eventualmente pueden ser demandados por las empresas. En el lxico cotidiano, se trata de generar una “capacidad de respuesta” que pueda hacer frente a las necesidades de nuestro aparato productivo aunque este ltimo no tenga el suficiente nivel tecnolgico para hacer conocer sus requerimientos, lo cual dificulta enormemente los vnculos entre laboratorios y empresas.
El desarrollo tecnolgico de los pases depende de sus empresas. Quiz lo habra podido decir Perogrullo, pero en la prctica lo hemos olvidado por un tiempo demasiado largo. Para una economa lo que cuenta son los recursos tecnolgicos que logre acumular en sus empresas para producir ms y mejor, esto es para acceder competitivamente al mercado. Los laboratorios y otras instituciones coadyuvan a que esto sea posible. Su papel es imprescindible, pero de carcter complementario. Desde el punto de vista terico, Nelson lo argumenta impecablemente: por la naturaleza misma de la tecnologa en tanto que conocimiento, por el carcter altamente “idiosincrtico” del cambio tcnico y por los problemas asociados al control de la tecnologa, la misma empresa debe disponer de su propia capacidad.
La realidad de los pases desarrollados nos dice, por su parte, que por cada diez investigadores, ocho trabajan en la industria. As mismo, al menos la mitad de la inversin en ciencia y tecnologa corre por cuenta del sector productivo y alrededor del ochenta por ciento de toda la inversin es “ejecutada” por este ltimo, lo cual significa que incluso una porcin importante de los recursos aportados por el sector pblico se gastan en la industria. (Aclaro de pasada que nada de lo dicho significa que el Estado no tenga una participacin muy fuerte). Aqu reside una diferencia crucial entre estos pases y los pases subdesarrollados. En Venezuela, por ejemplo, quiz uno de cada cien cientficos se desenvuelva en el medio productivo y las empresas no aportan ni el cinco por ciento de la inversin total en ciencia y tecnologa.
La tarea principal no es, pues, tratar de que se d la vinculacin entre centros de investigacin y las empresas. En este sentido, la propia experiencia venezolana revela, en lneas generales, que la vinculacin entre los laboratorios y el sector productivo ha trado consigo distorsiones que en cierto grado han pervertido la naturaleza de los primeros, en particular cuando son de carcter universitario (5). Nuestros laboratorios tienden a convertirse en consultoras, resolviendo problemas “menores” a la industria.
Para que ello no siga ocurriendo y para que los nexos se den en los trminos que se deben dar, las empresas tienen que convertirse en interlocutores vlidos de los centros de investigacin y en el pas debe crecer el papel de otros agentes tecnolgicos, como las mencionadas consultoras y las firmas de ingeniera.
La labor es, entonces, ir construyendo una capacidad tecnolgica en el seno del sector productivo. No es fcil, claro, dada la realidad industrial del pas, pero hay que intentarlo. Hay mecanismos diversos de ndole financiera y fiscal que han sido utilizados en otros lugares. Igualmente, programas de asistencia en materia de lo que se denomina gestin tecnolgica creacin de centros de I&D cooperativos y medidas quiz ms fciles y que pueden ser tomadas como primer paso, tales como la participacin determinante de empresarios en la direccin de algunos centros de investigacin tecnolgica o sistemas de pasantas de investigadores en industrias, las cuales, si bien es cierto que mantiene a la empresa y al laboratorio como entes separados, “endogenizan” un tanto la relacin.
(4) La Fundacin Chile trabaja en el rea agroindustrial. A pesar de que se trata de un organismo sin fines de lucro, su orientacin es claramente comercial. Slo emprende proyectos que dejen ganancias. Esto ltimo se consigue mediante la creacin de empresas subsidiarias de la propia Fundacin, las cuales se venden una vez que se hacen rentables. Gracias a esto y a la prestacin de servicios tecnolgicos al sector privado, la Fundacin se financia hoy en da a partir de sus propios recursos.
Este organismo cuenta con noventa profesionales y est muy bien equipado con seis laboratorios de investigacin. La vinculacin con el ITT le ha dado a una red muy importante de consultores y de proveedores de tecnologa a nivel internacional. Por lo que he visto, ha venido siendo un mecanismo institucional muy eficiente para el mejoramiento tecnolgico del sector industrial de Chile.
(5) Hay una creciente orientacin hacia la industria por parte de los centros de investigacin universitarios. De hecho, stos ltimos ya no se distinguen de los centros de investigacin industrial no universitarios. Es lgico preguntarse cun conveniente es que ello sea as. No sera ocioso, creo, plantearse cul es la misin de la investigacin universitaria.