C. E. Machado Allison (Instituto de Ingeniera) 305b3z
RESUMEN: |
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Venezuela, como otros pases del llamado “tercer mundo”, no tuvo la oportunidad histrica de incorporarse y recibir los beneficios de los mejores momentos de la llamada era industrial. Jugamos el papel de proveedores de materias primas y hemos sido clientes vidos de productos manufacturados durante buena parte de nuestra vida independiente. Luego, cuando decidimos incorporarnos al mundo industrial, al amparo de la ilusoria afluencia que nos otorg el petrleo y otras materias primas, lo hicimos de tal suerte que el resultado fue una amplia deuda externa, un parque industrial de cierta magnitud mal integrado, una agricultura de baja productividad, algunos millonarios y varios millones de habitantes viviendo en la marginalidad. Ms progres el pas en los aos precedentes al “boom” petrolero que durante el breve lapso donde abundaron las divisas y escasearon las ideas.
Si aceptamos las ideas de Freeman y sus colaboradores (1), Prez (2) y otros expertos, legtimos herederos y analistas de la teora general de los ciclos econmicos desarrollada par Kondratiev, Schumpeter y otros autores, el planeta en recesin se encuentra en el umbral de un nuevo perodo de progreso y expansin econmica, la llamada era post industrial. Mientras tanto los principios econmicos clsicos, desde Marx hasta Keynes, estn siendo sacudidos y cuestionados en un mundo de incertidumbre global sobre el futuro del planeta.
La alternativa de un nuevo perodo de progreso econmico consecuencia de la expansin de las fronteras del conocimiento (3), debe encontrarnos abiertos a nuevos conceptos y nuevos valores.
Actualmente nos encontramos bsicamente sumidos en una sensacin de impotencia, vctima del poder burocrtico y de la centralizacin, obscuros poderes que algunos asocian a la industrializacin y otros, en el entorno latinoamericano, vinculan con la evolucin de nuestros sistemas polticos (Rey 4). En todo caso una nueva visin de nuestro futuro social y poltico se va perfilando tenuemente, visin que cuestiona las ideas previas de progreso y evolucin social, que mira a la naturaleza como un conjunto de bienes y servicios esencialmente no renovables y desprovistos de infinitud con la cual previamente la concebimos. Visin que ite la inevitable coexistencia y persistencia de diversidad en el desarrollo y la presencia de modelos econmicos contrastantes y no necesariamente copiables.
Tambin es necesario aceptar que no hay preguntas sencillas que plantear, ni respuestas simples a las grandes interrogantes de un mundo interdependiente y pleno de complejas interacciones entre pases muy diversos. Nada tiene de extrao frente a cambios tan profundos en las reglas de juego, el sentirnos simples peones en un ajedrez de poderosos.
Pero estas angustias deben concluir en posiciones optimistas y positivas, en proposiciones concretas que iluminen la apertura de nuevas opciones, retos y oportunidades para nuestros pueblos. Hay ahora ejemplos alentadores y pequeos pases, destruidos y empobrecidos por guerras y migraciones tres dcadas atrs, construyen slidas economas y elevan el nivel y la calidad de la vida de sus poblaciones.
Un juego de alternativas es el asociado a las “nuevas tecnologas”, designacin genrica de formas del conocimiento aplicado de la fsica y la biologa que cubren un espectro tan amplio como el que separa la cerveza de la electrnica y el queso de las celdas fotovoltaicas. Nuevas tecnologas an abiertas a nuevos y heterogneos desarrollos y por consiguiente al alcance de quienes se propongan dominarlas; nuevas tecnologas que esencialmente significan control y supervisin, orientacin a induccin de procesos industriales y de fenmenos biolgicos. En uno y otro caso, tecnologas que se superponen y pueden dirigir a las tecnologas maduras, a las formas de produccin y eventualmente a los sistemas econmicos que albergan todo lo anterior. Estas nuevas tecnologas al ser adecuadamente explotadas pueden hacer ms angosta la “brecha tecnolgica” y por consiguiente representan una nueva oportunidad histrica que no debemos desaprovechar. La gran diferencia entre la era precedente y la que ahora se inicia, es que la revolucin industrial nos encontr siendo an colonias de las grandes potencias europeas y la misma se desarroll sobre la base de preservar nuestro papel de proveedores de materias primas y compradores de productos elaborados. Ahora poseemos un grado mayor de independencia, ms y mejores recursos humanos y hasta una incipiente infraestructura que nos abre un frtil terreno de maniobra.
Pero, cunto hay de cierto en que las nuevas tecnologas constituyen una opcin de progreso para nuestros pases? Coincidimos con autores, como Licha y Balderrama (5) que consideran que la simple importacin de nuevos modelos tecnolgicos no nos va a conducir automticamente al desarrollo que aspiramos. Pero igualmente debemos aceptar, en la ms neutral de las posiciones, que el no dominar esas tecnologas tampoco va a contribuir en lo ms mnimo a ese desarrollo. Parecera importante ponerse de acuerdo sobre eso que llamamos “desarrollo”, sin embargo excepcin hecha de aquellos lectores que hayan abrazado la tesis del retorno a la vida pastoril como paradigma de la felicidad, debemos itir que todos los dems contemplarn una mayor insercin de la ciencia y la tecnologa en el quehacer cotidiano del futuro.
Cabe an la pregunta si realmente existe una opcin real para incorporarnos a la revolucin industrial que se inici en el siglo XVII. Si an podemos mantener vivas las ideas clsicas sobre substitucin de importaciones, desarrollo de industrias bsicas, produccin en serie y otras caractersticas de esa revolucin. Veamos pues cmo somos vistos por los expertos internacionales de ONUDI (6) en la ltima dcada. As, y entre otros indicadores, la participacin de los pases en vas de desarrollo en el Valor Agregado Industrial del Planeta se ubic en apenas 11,6 0/o en 1984, porcentaje apenas 2 0/o superior al de una dcada atrs y en franco declive en 43 de los 95 pases clasificados como en “vas de desarrollo”. Entre los pases donde declin el Valor Agregado Industrial estn casi todas las naciones de “Ingreso intermedio” como Argentina, Brasil, Chile, Mxico y Venezuela. El incremento en el VAI parece entonces ms ajustado a la diferencia entre las tasas de incremento poblacional de los pases del tercer mundo y aquellos desarrollados, que producto de algn progreso real en este particular.
Por otra parte ha sido sealado (6) que la interdependencia, fundamentalmente las transacciones internacionales de manufacturas, ha aumentado en las lti≠mas dos dcadas. Resulta que tampoco estamos participando muy activamente en los indicadores de interdependencia cuando observamos que entre 1975 y 1984 el 70 0/o de las transacciones se efectuaron entre pases desarrollados y el 50 % de las mismas apenas entre los 12 pases ms ricos del mundo. Para 1963 (ONUDI 6) la contribu≠cin de Venezuela al VAI de los pases en desarrollo fue del 3,8 0/o; diez aos ms tarde el mismo se redujo al 3,1 % y para 1981 (ltima cifras disponibles) alcanz menos del 2,5 0/o. Tres pases, Brasil, India y Mxico preservaron su liderazgo en el mundo del subdesarrollo sumando entre ellos cerca del 45 % del VAI, pero sin cambios significativos en los ltimos 20 aos. Por el contrario Corea del Sur, que no figuraba en las estadsticas de 1936, ocupa para 1973 el dcimo lugar (2,85 0/o del VAI) y alcanza en 1981 el cuarto (4,86 0/o ) con la mayor tasa interanual de crecimiento y slo precedido por las grandes naciones en desarrollo. Refleja este resultado las caractersticas de las polticas tecnolgicas aplicadas? La mayor parte de los pases “inter≠medios” en su ingreso muestran en esta dcada una balanza fuertemente negativa entre la importacin y la exportacin de manufacturas. En nuestro pas el dficit ha evolucionado de 613 millones de Mares hace 15 aos a 7.826 millones en 1981, dficit que explica tanto nuestra cuantiosa deuda externa como las dificultades para cancelarla. Corea del Sur, importador neto de manufacturas en 1970 con un dficit de 705 millones, alcanza en 1981 una balanza favorable en el comercio de manufacturas en el orden de 1.350 millones de dlares. Tal resultado est asociado a las nuevas tecnologas y la inversin en investigacin y desarrollo tecnolgico? En ambos casos la respuesta parece ser afirmativa.
Aunque es esperable que un pas que aspire a la industrializacin sea al comienzo un importador neto de bienes de capital (Chudnovsky y colaboradores 7), la inversin del proceso, es decir, la exportacin de bienes elaborados y un supervit en la balanza comercial no parece llegar en la mayora de ellos. En sntesis, los pases en vas de desarrollo parecen haber llegado tarde a la revolucin industrial y los modelos “clsicos” no parecen ir a ninguna parte salvo contadas excepciones donde nuevas tecnologas, investigacin y desarrollo tecnolgico parecen reducir la brecha y abrir una nueva alternativa.
La satisfaccin de la demanda interna en bienes de capital y otras manufacturas en estos pases ha sido realizada a travs de la compra o alquiler de marcas, patentes y licencias y frmulas como el CKD (Completely Knocked Down Kits) que definen un panorama de trabajo manual intensivo, escasa tecnologa local, alto costo y, frecuentemente, baja calidad. De all las dificultades pare acceder a los mercados internacionales y participar en el fenmeno de la interdependencia. Slo cuando un pas domina la tecnologa, abarata los costos y eleva la calidad del producto resulta itido en el selecto club de la interdependencia.
La mayor parte de nuestros pases se han agotado tratando de definir estrategias particulares para incorporarse a la era industrial. Esfuerzos bsicamente centrados en medidas financieras, decretos, leyes y normas que pretenden incrementar el valor agregado nacional. El resultado es frecuentemente graves contradicciones entre las polticas nacionales y las tendencias internacionales; entre el pasado y el futuro. As intentamos reducir marcas y productos como una va para controlar costos y acceder a la tecnologa . Buscamos uniformidad cuando las tendencias universales apuntan hacia la individualizacin y diversificacin en las manufacturas. Esto no slo es un fenmeno industrial, posee profundas races culturales y nuestra sociedad se debate en contradicciones similares. Vivimos la pesadilla del centralismo, de la uniformidad y la homologacin. En efecto, los pases del tercer mundo hacen desmedidos esfuerzos por alcanzar lo que en 1920 parecan metas adecuadas en los pases industrializados: lneas de produccin, contratacin colectiva, educacin uniforme, disciplina de trabajo, obediencia y puntualidad, repetitividad. Por el contrario la avanzada intelectual mundial clama por diversidad en los productos, individualizacin educativa, mejor calidad de vida, distribucin horizontal del poder, organizaciones matriciales y flexibles (Tofler 8).
En fin, no slo estamos en el umbral de un nuevo ciclo econmico, estamos viviendo una revolucin filosfica donde nuevas tecnologas como la informtica y la electrnica, aunadas con viejas formas de controlar fenmenos y productos naturales, perfilan nuevas a interesantes formas de producir y de vivir.
La incorporacin del tercer mundo a estas nuevas alternativas est esencialmente basada en la investigacin y el desarrollo tecnolgico, en el crecimiento y fortalecimiento de la capacidad local para dominar las nuevas tecnologas. Fijar criterio y definir prioridades en este particular no es fcil, pero por fortuna nuestro pas tambin es rico en este tipo de iniciativa. Hay ms de una forma de abordar el problema. Por ejemplo, Tirado y sus colaboradores (9) en 1984, clasifican las importaciones y en funcin de estas deficiencias sugieren un programa de investigacin y desarrollo a largo plazo en reas como metal mecnica, qumica petroqumica-carboqumica, agroforestal y campos de apoyo como sistemas y equipos electrnicos, telecomunicaciones y construccin. No difiere este enfoque de los documentos generados por el CONICIT en los ltimos aos; la UNCTAD (10) y autores como Blackledge (11) que alertan sobre la necesidad de que cada pas en desarrollo analice y defina el potencial inmediato y futuro, en funcin de sus propias caractersticas, de cada avance tecnolgico.
Sin embargo, cuando este mismo autor analiza los resultados de una encuesta
efectuada por ONUDI sobre el inters fundamental de los centros de I & D en pases del tercer mundo, se hace evidente una situacin compleja que no puede ser resuelta simplemente con documentos sobre poltica cientfica y tecnolgica. El panorama puede resumirse en un marcado inters y una posicin vanguardista en los centros donde los campos seleccionados son energa, electrnica, energa solar y elica, microbiologa y biotecnologa, biomasa, etc., con identificacin de ventajas comparativas reales en reas como electrnica y en el desarrollo de algunas biotecnologas con races tradicionales. Tampoco estn ausentes en estos centros la investigacin de fronteras sin aplicabilidad a muy corto plazo, pero estimulantes y de gran valor heurstico, y esfuerzos dirigidos al dominio y soporte de viejas tecnologas.
El problema no est ubicado en enfoques anacrnicos o en ignorancia sobre lo que ocurre en el resto del mundo, est siempre localizado en limitaciones existentes para el adecuado desarrollo de los sistemas nacionales de ciencia y tecnologa. Blackledge (12) cita los ms relevantes:
(1) Ausencia de polticas bien definidas en materia tecnolgica;
(2) Dbiles o inexistentes programas de formacin de recursos humanos a largo plazo;
(3) Escasa experiencia industrial de investigadores y tecnlogos;
(4) Ausencia de eficientes sistemas informativos;
(5) Dbiles nexos entre centros de I & D y la industria;
(6) Escasa cooperacin interinstitucional;
(7) istracin pblica que alberga ineficiencia y repele a los individuos ms competentes y
(8) Fallas en la Gerencia de C&T.
Este diagnstico, repetimos, es muy parecido a las conclusiones que han llegado en Venezuela otros grupos de trabajo. Una o ms de estas apreciaciones pueden ser encontradas en el Plan Nacional de Ciencia y Tecnologa (12) elaborado por el CONICIT y en las recomendaciones del grupo de C & T de la Comisin Presidencial para la Reforma del Estado (13).
Estos diagnsticos no distinguen entre tecnologas maduras y nuevas tecnologas. En efecto, para que unas y otras puedan desarrollarse en los pases del tercer mundo se requieren polticas definidas, formacin de recursos humanos de alto nivel, nexos fluidos entre centros de investigacin y la industria, difusin a informacin sobre tecnologa, cooperacin interinstitucional, eficiencia en la istracin pblica y mejor gerencia de C & T. Quizs la diferencia fundamental sea de intensidad ms que de tctica. En efecto, las nuevas tecnologas posiblemente requieren mayores inversiones en investigacin y desarrollo y aquellas maduras demandan ms recursos en planta fsica e infraestructura.
Estas generalizaciones son vlidas tanto para los pases del tercer mundo como para las naciones industrializadas. As, la industria electrnica venezolana, actualmente en rpida expansin, destina una importante proporcin de sus recursos a I & D alcanzando, en una muestra seleccionada de 20 empresas (Caas y colaboradores 14), el 6 0/o de las ventas.
Esta situacin puede determinar que algunas nuevas tecnologas no sean apropiadas. En Venezuela, como en otros pases de ingreso medio de Amrica Latina, vivimos en una sociedad hbrida, en un mosaico socioeconmico y cultural que cubre desde el neoltico hasta el industrialismo, con sectores de alta permeabilidad tecnolgica y otros que requieren tecnologas autctonas apropiadas en su entorno natural. En nuestro caso el crculo vicioso (mano de obra no calificada industria tradicional mano de obra no calificada) se puede romper con mayor facilidad que en pases que fueron hasta mediados de este siglo colonias europeas o en otros donde las tradiciones locales determinan menor permeabilidad tecnolgica y cultural. Venezuela cuenta con una amplia poblacin de estudiantes a nivel tcnico y superior, comparable con la que poseen algunos pases industrializados: cuenta con recursos humanos formados en las tecnologas de punta y con un reducido, pero activo contingente de investigadores bsicos; cuenta con una poblacin profesional frecuentemente subutilizada y con tasas elevadas de sub y desempleo. En todo caso el rompimiento de ese crculo vicioso debe ser visto como una meta social y no como un simple y desalentador obstculo. En sntesis consideramos que nuestro pas puede, con un razonable y sistemtico esfuerzo sumar a las ventajas comparativas que nos otorgan las riquezas naturales aquellas vinculadas a las nuevas tecnologas.
En el mundo industrializado las nuevas tecnologas, profundamente insertas en las actividades que colocamos bajo el ttulo genrico de “servicios”, estn liderizando las nuevas fuentes de empleo masivo. En los Estados Unidos (15) el sector fabril tradicional apenas gener en 1986 unos 200.000 nuevos empleos y en Alemania se analiza con preocupacin los ajustes futuros que se requieren. para reubicar unos 80.000 trabajadores que quedarn cesantes (16) en los prximos aos por la crisis siderrgica. Entre 1982 y 1986 la industria tradicional norteamericana gener algo ms de 1 milln de nuevos empleos, menos del 10 0/o de los 12 millones de nuevos puestos de trabajos abiertos en esos aos.
En los pases del tercer mundo el proceso “tradicional” de industrializacin no parece haber modificado profundamente la estructura social del empleo, As, Tokman (17) seala que el “sector informal” de la economa, incluyendo al servicio domstico, no ha cambiado notablemente en 30 aos en Amrica Latina (30,5 % en 1950, 29,4 % y 29,8 % en 1960 y 1980, respectivamente). Por el contrario, en los pases que llegaron temprano en la era industrial se observ un cambio substancial a comienzos del siglo XX. En los Estados Unidos, por ejemplo, el sector informal de la economa cubra en 1900 al 33,5 % de la fuerza laboral y para 1920 se haba reducido al 20 %. Ahora bien, es ms simple incorporar el sector informal donde la fuerza laboral femenina es dominante a las nuevas tecnologas que hacerlo a industrias basadas en tecnologas maduras. En Venezuela conocemos ejemplos, como el ensamblaje de tarjetas de circuito impreso (soldadura e insercin de componentes) realizado a domicilio por amas de casa con gran eficiencia en una relacin satisfactoria para el industrial y para las mujeres que encuentran conveniente trabajar en sus hogares.
Otras ventajas indiscutibles de las nuevas tecnologas es que plantean menos riesgos laborales. Esto es importante en nuestros pases, por ejemplo en Amrica Latina, a pesar del poco confiable registro estadstico, ocurren entre 15.000 y 20.000 accidentes fatales por ao (O. I. T., Mesa Redonda sobre Prevencin de Riesgos Industriales) (18), buen nmero de ellos en la minera a industria tradicional fabril.
Tenemos, en sntesis no menos de cuatro ventajas laborales en las nuevas tecnologas: mayor participacin de la mujer, cierre de la brecha laboral, menor nmero de accidentes y aprovechamiento de las caractersticas de la economa informal. Queda en pie slo una desventaja: la substitucin de mano de obra menos calificada por aquella ms adecuada a las nuevas tecnologas y la misma puede transformarse en una ventaja si el Estado se plantea como meta la superacin educativa de la poblacin.
En esta apologa de las nuevas tecnologas no vamos a sostener en forma simplista que stas, por s solas y como parte de un proceso natural, van a resolver los graves problemas de desempleo y de crisis econmica. Tampoco pueden ser el nico instrumento para salir del subdesarrollo. Nos sentimos de acuerdo con Freeman y sus colaboradores una vez ms: “No estamos sugiriendo que las polticas tecnolgicas aisladas sean capaces de resolver los problemas sociales, polticos o econmicos fundamentales... pero si creemos que las polticas tecnolgicas bien concebidas son un ingrediente en cualquier estrategia diseada para combatir la crisis gemela del desempleo y la inflacin.
Esta conviccin est basada en realidades histricas y una de ellas es que los perodos de expansin econmica en el mundo occidental, y ahora tambin en oriente, se han caracterizado por nuevas industrias y nuevos sistemas tecnolgicos que generan muchos empleos (uso intensivo del factor trabajo) y que luego al madurar, la estandarizacin y los cambios organizativos reducen la demanda de empleo y hacen intensiva la demanda de capital.
Carecemos de espacio para exponer en detalle las mltiples opiniones que han surgido en aos recientes sobre la aplicabilidad de nuevas tecnologas en pases en vas de desarrollo, pero las aqu expuestas representan una sntesis razonable del consenso general. Es apenas lgico que la inversin del pasado y los abundantes recursos naturales que amparan esas polticas nos obliguen a realizar un esfuerzo sostenido para preservar o lograr nuevas ventajas (Carrasquel, 19), pero tambin es conveniente diversificar nuestras inversiones y crear una base econmica ms heterognea y flexible. Tal estrategia, que implica aumentar nuestro dominio sobre nuevas tecnologas, ampliara nuestras opciones en la ruta hacia el desarrollo.
Nuestro pas est ubicado en un punto de partida privilegiado en relacin a otros pases del tercer mundo: recursos humanos calificados, una renta petrolera bsica, poblacin urbanizada, mezcla cultural, parque industrial incipiente, universidades y centros de investigacin, recursos naturales diversos y abundantes, una pequea poblacin sobre una amplia geografa... las nuevas tecnologas nos ofrecen una nueva oportunidad, una coyuntura histrica que debemos aprovechar.
E1 Instituto de Ingeniera, organizacin adscrita al Ministerio de Fomento (Industria y Comercio) nos permite ilustrar algunas de las consideraciones previas. Gracias a los programas de formacin de recursos humanos desarrollados por el Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas, las Universidades Nacionales y el Instituto Venezolano de Investigaciones Cientficas, el pas contaba a fines de la dcada de 1970 con un pequeo pero bien formado contingente de investigadores en diversas reas de la electrnica, informtica, telecomunicaciones y tecnologas diversas en reas como metal mecnica y metalurgia. Esto permiti, en 1982, crear el instituto de Ingeniera con el fin especfico de atender la demanda tecnolgica en ciertas reas previamente seleccionadas.
La insercin de un Instituto como el nuestro en el mundo industrial no ha sido fcil. Las rutas divergentes seguidas por el sistema cientfico y tecnolgico y la industria han determinado un profundo divorcio entre la oferta y la demanda de servicios, asesoras y proyectos. Sin embargo, al cambiar nuestra estrategia, identificando primero la demanda y plegando nuestros intereses ms acadmicos a las necesidades de la industria hemos logrado un cierto grado de penetracin o aceptacin que se refleja en los ingresos propios generados en los ltimos cuatro aos .
El Instituto posee programas orientados a la Industria y los Servicios Pblicos: Prospeccin Remota Aplicada, Tecnologa de Materiales, Telecomunicaciones a Informtica y Diseo y Construccin de Componentes, Sistemas y Equipo. Estos cuatro programas nos han permitido interactuar con ms de un centenar de empresas pblicas y privadas, y realizar servicios, asesoras y proyectos en reas como fibra ptica, telecomunicaciones digitales, circuitos hbridos, control de calidad, investigacin de siniestros y anlisis de fallas; catalizadores y aleaciones; diseo y elaboracin de protocolos de manufactura de partes y piezas; cartografa automatizada, imgenes satelitarias y sistemas de informacin geogrfica; diseo y construccin de equipos ad hoc en el rea de automatizacin industrial; fuentes alternas de energa, sensores, etc.
Evidentemente nuestra historia es aun demasiado breve para poder llegar a generalizaciones de elevado valor estadstico. Sin embargo, es posible sealar que el pas posee una enorme demanda, real y reconocible, en el universo de las nuevas tecnologas. El sector industrial, pblico y privado, as como los servicios pblicos se encuentran bajo una severa presin econmica que los conmina a “mirar hacia adentro” en busca de soluciones locales de diversa ndole. Automatizacin de la planta industrial preexistente, control de calidad, mantenimiento preventivo. rpido y eficiente manejo de la informacin. ampliacin y modernizacin de los servicios pblicos y otras exigencias de un pas pequeos, fuertemente urbanizado, con un nivel intermedio de ingreso y aspiraciones de industrializacin.
Nuestro Instituto se plantea como estrategia general crecer y sobrevivir a travs del dominio de nuevas tecnologas llevando a la prctica cotidiana los planteamientos y suposiciones que han ilustrado la primera parte de esta ponencia.
REFERENCIAS