Espacios. Vol. 2 (1) 1981.

Editorial 2b6x23

E
n los ltimos aos, la ciencia y la tecnologa venezolanas han experimentado cierto crecimiento, sobre todo desde un punto de vista temtico, en el sentido de la discusin que se ha venido propiciando en el seno de la comunidad cientfica y en las altas esferas oficiales, en las cuales se adquiere cada vez un mayor grado de conciencia sobre el papel que ambas desempean en el desarrollo de una sociedad que, como la nuestra, busca concretar su gestin histrica de transformacin. Dicho crecimiento, podemos apreciarlo, as mismo, desde un punto de vista eminentemente financiero, al sacar cuentas de lo que ahora se invierte en el sector. Y hasta desde una ptica realizacional, al hacer un balance, nos encontramos con mayor nmero de profesionales realizando actividades de creacin; existen ms instituciones donde se hace investigacin y hay importantes proyectos nacionales donde el componente cientfico-tecnolgico es objeto de un enfoque que precisa y sugiere una mayor autonoma, una menor dependencia.

Lo anterior, sin embargo, no niega la validez de varias interrogantes que muchos nos hemos venido planteando como Hay, realmente, en el periodo reciente una profundizacin del proceso de planificacin de la ciencia y la tecnologa?, Tal proceso ha originado cambios drsticos dentro de nuestro desarrollo global?, De qu manera ha repercutido socialmente?. n4k1u

Tambin nos venimos preguntado, por ejemplo, acerca de la fortaleza de algunas ideas que pudieran profundizar ese proceso de desarrollo cientfico y tecnolgico, como la del Fondo de Innovacin Tecnolgica, pero igualmente imaginamos el impacto con que podra beneficiar nuestra realidad aquella “vieja” aunque valedera idea, del impuesto a las empresas, privadas o pblicas, para desarrollo de la ciencia y la tecnologa.

Igualmente nos mueve a inquietud el tema del control-evaluacin de la tecnologa que, proveniente de los mercados transnacionales, nos llega a diario, y que consolida an ms una situacin de dependencia frente a la cual, desde muchas instituciones y con el concurso de muchos hombres, nos encontramos tratando de hacerla ms racional, ms autnoma.

Y tambin, como es nuestro deber, nos preocupamos e inquietamos cuando compartimos interrogantes vertidas con el mayor fervor, por cientficos, tecnlogos, socilogos, economistas, etc., sobre el Por qu de los grandes proyectos de desarrollo estn en manos de firmas extranjeras?, Por qu sometemos al fracaso nuestras nacientes empresas de ingeniera, pus les damos una mnima participacin en tan ambiciosos proyectos?.

Tampoco se vislumbran orientaciones y prcticas nuevas o influyentes, en el mbito de la poltica hacia la importacin de Bienes de Capital, como las propuestas en diversos documentos sobre este importante sector, generados en organismos especializados extranjeros, internacionales y nacionales, incluyendo al CONICIT. Las prcticas istrativas en ese respecto, llevadas a cabo en otros pases en vas de desarrollo, han demostrado con creces las bondades y viabilidad de un conjunto de instrumentos que apuntan a la racionalizacin, standarizacin y normalizacin de la mayora de los equipos importados, especialmente de los fabricados en serie, y a la mayor incorporacin de equipos de origen nacional.

Como contraste de este panorama, existe una coyuntura favorable de revisin del esquema nacional de desarrollo, de la creacin de la Direccin de Tecnologa y por la disminucin del ritmo de inversiones y proyectos, que debiera constituir ocasin propicia para ahondar en el proceso de planificar, repensar y delinear el estilo tecnolgico de desarrollo.

Muchas son las interrogantes que alimentan nuestro reflexin, las cuales son compartidas por personas e instituciones que han venido fortaleciendo nuestra realidad cientfico-tecnolgica. Nadie, en particular, puede cargar con las deficiencias y errores que han impedido conferirle esa autonoma al pas en materia de ciencia y tecnologa pero, todos, por el contrario, debemos esforzarnos y aunar voluntades para alcanzar metas, no tan ambiciosas, pero que nos ofrezcan bases firmes para nuestro desarrollo.

El Comit Editor


Vol. 2 (1) 1981
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